lunes, 19 de mayo de 2014

Imbeciles

El otro día en el trabajo nos pusimos a hablar de anécdotas que nos ocurrieron estando de novatillos, y voy a compartir una que me ocurrió estando en el oficio en prácticas y solo 7 días en nómina

Estaba de patrulla de paisano con un compañero, veterano, de los que llamamos cariñosamente “dinosaurios”, íbamos a velocidad de patrulla tranquilamente, hablándole yo de mí y él contando consejos y anécdotas que pudieran serme útiles para el día de mañana. 

Estábamos en una vía de un solo carril y se nos acercó una moto por detrás. La moto al poco de ponerse detrás empezó a pitarnos constantemente, de modo que, preocupados, nos echamos a un lado en una parada de autobús a ver qué ocurría.

Al ponerse a nuestra altura, el motero en cuestión nos miró y nos gritó:

-¡Imbéciles!



Tras lo cual aceleró y nos adelantó.

Yo me quede con cara de “¿Comorl?”, y miré a mi compañero, como se estaba poniendo rojo y le empezaba a saltar tímidamente un tic que tenía en la ceja derecha




-¡Vamos a seguirle! - dijo mi compañero 

Le seguimos un poco en la distancia, y vimos como se saltaba un semáforo en rojo, de esos que son peatonales, y que no entiendo porque no los ponen de botón, ya que casi nunca hay gente cruzando.
Lo saltamos también, y en la distancia vimos como se saltaba otro, nos lo saltamos y vimos como no hacía un Stop, le seguimos y vimos como se saltaba otro semáforo en rojo, en ese momento mi compañero me dice:
-Planetgradius, debajo de tu asiento hay un faro rotatorio para poner en el techo del coche, ponlo y actívalo
-Ok…

El asunto es que no había forma de sacar el faro, así que de mientras que yo lo intentaba sacar mi compañero le siguió un rato mas

Se saltó dos ceda el paso, yendo a muchísima velocidad, y otro semáforo, ¡¡y otro!!




Cuando parecía que iba a acceder a la autovía conseguí sacar el condenado rotativo, ponerlo en el techo y encenderlo.

El de la moto se dio por aludido y aparcó a un lado.

Bueno, al final le sancionamos por conducción temeraria (muchos euros y muchos puntos, ahora no recuerdo)
 
Se enfadó bastante y eso que no le pusimos los semáforos, si lo hubiéramos hecho... ¡Bye Bye carnet de conducir!

Lo más sorprendente es que cuando se quitó el caso y nos esperábamos un niñato de 19 años resultó ser una persona de unos 38 años de edad, más que nada por lo de “imbéciles” que nos soltó

Seguramente si no nos hubiera insultado no le hubiéramos hecho un seguimiento tan exhaustivo…

La moraleja del día es:
“¡Ten cuidado con lo que dices!, ¡nunca sabes con quien puedes estar tratando!”

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